Fue, sin duda, la estrella española de la última edición del Festival de Frankfurt donde los derechos de su novela, La mala costumbre, se vendieron a diez países, al que habría que sumar uno más —Estados Unidos—, donde una editorial ya los había adquirido. El estreno como escritora de la periodista y activista Alana S. Portero no podía haber sido mejor. Narrada en primera persona, La mala costumbre recorre la adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no siente como suyo, mientras intenta comprenderse en un mundo en el que no encuentra ningún referente y, los que hay, solo le envían mensajes negativos. Ubicada en el barrio obrero de San Blas, y en el contexto de años 80 en los que la heroína estaba a la orden del día, y en el que a lo más que podía aspirar alguien con una sexualidad no normativa es a que no le dieran una paliza por la calle. Literatura con mayúsculas y una banda sonora excepcional.